Desde 2001, el colectivo Casagrande va más allá del arte convencional para intervenir en el cielo de ciudades marcadas por la violencia de bombardeos militares. Su espectáculo emblemático consiste en arrojar desde helicópteros 100 mil marcadores de libros impresos con poemas; mitad de poetas chilenos y mitad de autores locales.
Con una cuidadosa planificación, Casagrande llevó esta actuación a lugares como Santiago de Chile, Madrid, Guernica, Lisboa, Dubronvik, Varsovia, Berlín, Londres, Milán y Rotterdam.
Casagrande no sólo busca recordar los episodios de violencia y destrucción, sino resignificar esos sitios emblemáticos “como construir un mundo dentro de otro”. La caída de poemas sobre estos lugares, en vez de explosivos, crea una nueva narrativa que afecta el ánimo y la emoción de comunidades enteras.
Los poemas, traducidos a los idiomas locales y cuidadosamente diseñados para caer suavemente sobre la multitud, generan reacciones intensas: las personas saltan, corren, se abrazan y coleccionan los versos como símbolos de resistencia y memoria. Para los artistas, es una forma de convertir la violencia histórica en un despliegue de belleza y poesía viva.
El colectivo Casagrande
Casagrande está compuesto por tres artistas nacidos en 1973, año del golpe militar en Chile: Julio Carrasco, Joaquín Prieto y Cristóbal Bianchi. Su origen está ligado a la dictadura y al silencio que siguió, que ambos reconocen como motor para crear arte con profundo significado político y social.
Su primer “bombardeo” de poemas tuvo lugar en 2001 sobre el Palacio de La Moneda, la sede presidencial atacada en 1973.
Aunque ya alcanzaron muchas urbes con su proyecto, Casagrande mira hacia adelante con interés en llevar su actuación a ciudades como Buenos Aires, Hiroshima y Nagasaki, entre otras. A pesar de la delicadeza histórica y la sensibilidad que estos lugares requieren, buscan ampliar la experiencia, siempre bajo contextos democráticos que permitan la expresión libre y el diálogo cultural.
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