Este año, la humanidad utiliza recursos naturales a un ritmo 1,8 veces superior a la capacidad de la Tierra para reponerlos, según datos de Global Footprint Network y las Cuentas Nacionales de Huella Ecológica y Biocapacidad de la Universidad de York. Esto significa que, si todo el mundo consumiera como la media global, harían falta casi dos planetas para mantener el estilo de vida actual sin agotar las reservas.
Los países con mayores niveles de desarrollo, como Estados Unidos, Australia, Rusia, Francia y Alemania, lideran esta tendencia. Por ejemplo, si el patrón de consumo fuera el de Estados Unidos, se necesitarían cinco planetas.
Argentina, por su parte, mantiene un superávit ecológico. Su biocapacidad (5,8 hectáreas globales por persona) supera la huella ecológica de su población (3,3 hectáreas globales por persona), lo que genera una reserva de 2,5 hectáreas globales por habitante. Sin embargo, este año, el país sudamericano alcanzó su punto de sobregiro local el 3 de julio. Si todos consumieran como los argentinos, el planeta agotaría su presupuesto ecológico anual a principios de julio. El adelanto de esta fecha refleja una presión creciente sobre los ecosistemas locales, incluso en un país con reservas naturales importantes.
Huella ecológica: ¿por qué es clave este indicador?
La huella ecológica mide la demanda humana de recursos naturales en comparación con la capacidad del planeta para regenerarlos y absorber residuos, especialmente emisiones de carbono. Más del 60% de la huella ecológica global está relacionada con el carbono emitido por el ser humano. Cuando la demanda supera la biocapacidad, se genera un déficit ecológico: se importan recursos, se agotan ecosistemas y se libera más carbono del que se puede capturar.
Consecuencias del sobregiro: más allá de los números
El sobregiro ecológico tiene impactos concretos en los ecosistemas y la sociedad:
- Pérdida de biodiversidad y extinción de especies
- Aceleración de la deforestación y erosión de suelos fértiles
- Agotamiento de fuentes de agua dulce
- Aumento de gases de efecto invernadero y del cambio climático
- Inseguridad alimentaria, energética y sanitaria
- Conflictos por el acceso a los recursos
Según el informe, “este sobregiro ocurre porque las personas emiten más CO₂ del que la biosfera puede absorber, usan más agua dulce de la que se repone”.
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