Un nuevo informe científico encendió las alarmas en la comunidad ambiental: la población de yaguaretés en la selva misionera bajó a una media estimada de 84 ejemplares, con un rango de entre 64 y 110 individuos. El dato fue presentado por la Fundación Vida Silvestre Argentina y el CONICET en el marco del Plan Nacional de Conservación del Monumento Natural Yaguareté.
El yaguareté (Panthera onca) es un indicador clave de la salud de los ecosistemas. Su retroceso refleja presiones crecientes sobre la selva misionera, el mayor remanente del Bosque Atlántico del Alto Paraná, compartido entre Argentina y Brasil. “Es clave que las autoridades y la sociedad redoblemos el compromiso con su conservación”, advirtió Lucía Lazzari, de la Fundación Vida Silvestre Argentina.
El monitoreo poblacional, que se realiza cada dos años mediante cámaras trampa y modelos matemáticos, muestra que la población, que apenas superaba los 40 individuos en 2003, logró duplicarse gracias a esfuerzos coordinados de conservación. Sin embargo, la actualidad demuestra que la situación es frágil y exige respuestas sostenidas.
Las amenazas que enfrenta el yaguareté
Entre los principales factores de riesgo se destacan:
- Caza furtiva: pese a estar prohibida y penada por ley, es la principal amenaza directa para la especie.
- Conflictos con ganado y animales domésticos: la expansión de zonas rurales y la falta de protocolos claros para la convivencia generan tensiones y represalias contra el felino.
- Atropellamientos en rutas: la fragmentación del hábitat y la presencia de caminos en áreas selváticas aumentan el riesgo de accidentes fatales para la fauna.
- Reducción y degradación del monte: la deforestación y la pérdida de conectividad entre bloques de selva dificultan la supervivencia del yaguareté, que necesita grandes extensiones de hábitat en buen estado.
- Escasez de presas naturales: la competencia con el ser humano por las mismas fuentes de alimento obliga al yaguareté a buscar presas alternativas, como el ganado doméstico.
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