El “paltering” es una forma de engaño sofisticado; consiste en utilizar declaraciones veraces para dar una impresión falsa o distorsionada. Es, literalmente, mentir con la verdad. Esta técnica, estudiada en profundidad por investigadores de Harvard y publicada en el “Journal of Personality and Social Psychology” (2017), resulta especialmente común en contextos políticos y de negociación.

A diferencia de la mentira directa o la omisión, el paltering aprovecha la confianza que genera una afirmación técnicamente cierta para manipular la percepción del interlocutor. Así, el receptor se siente informado, pero en realidad fue engañado.

Ejemplos de Paltering 

Un ejemplo simple: le preguntas a tu hijo si terminó los deberes y responde que hizo una redacción para inglés. Es cierto, pero puede que no haya hecho el resto de las tareas. 

En política, el paltering es aún más sutil y peligroso. Los investigadores de Harvard analizan cómo los políticos esquivan preguntas en debates: en lugar de responder, ofrecen ciertos datos pero irrelevantes, así desvían la atención y generan una impresión engañosa.

¿Por qué se usa el paltering?

El paltering es atractivo para quienes lo emplean porque:

  • Es más difícil de detectar que una mentira directa. 
  • Quienes lo usan suelen considerarlo más ético que mentir abiertamente. 
  • Puede ser muy efectivo en negociaciones y campañas políticas.

Sin embargo, los estudios muestran que, cuando el engaño se descubre, la reacción del público es incluso más negativa que ante una mentira tradicional. La confianza se erosiona y la reputación puede quedar gravemente dañada.

¿Cómo protegerse?

En contextos electorales polarizados, el paltering se vuelve una herramienta habitual. Los ciudadanos deben estar atentos a las declaraciones que, aunque ciertas, pueden estar diseñadas para inducir un error. La clave está en analizar no solo lo que se dice, sino también lo que se omite o el contexto de la afirmación.

El psicólogo Robert Feldman advierte: «Cuando nos miente la gente en el poder, arruina nuestra confianza en las instituciones políticas. Hace que la gente desconfíe de sus motivaciones reales y de su propia identidad ideológica. No es ético y empeora nuestra democracia».

+ INFO: Una plaza de Colombia amaneció inundada de plástico

+ INFO: “Capital, ideas y conexiones”: vuelve el Córdoba VC Summit