Un trabajo publicado en Psiquiatría y Neurociencias Clínicas analizó muestras de sangre de 200 recién nacidos y evaluó sus síntomas de TEA a los seis años. Los investigadores encontraron que niveles elevados del metabolito 11,12-diHETrE se asociaron con mayores dificultades en la interacción social, mientras que niveles bajos de 8,9-diHETrE se vincularon con comportamientos repetitivos y restrictivos. Estas asociaciones fueron más pronunciadas en niñas, lo que podría orientar nuevas investigaciones con perspectiva de género.
El profesor Hideo Matsuzaki, líder del estudio, explicó que los ácidos grasos dihidroxilados (diHETrE) tienen propiedades inflamatorias y que un desequilibrio durante el embarazo podría afectar el desarrollo cerebral del feto. “Los niveles de diHETrE en la sangre del cordón umbilical al nacer influyeron significativamente en los síntomas posteriores de TEA y en el funcionamiento adaptativo”, señaló Matsuzaki.
Este hallazgo sugiere que la dinámica de estos metabolitos durante el período fetal es crucial en la trayectoria del desarrollo infantil.
¿Se podrá prevenir el autismo desde el embarazo?
Aunque aún se requiere más investigación, el estudio plantea la posibilidad de intervenir durante la gestación para regular estos metabolitos mediante dieta, medicamentos u otros métodos. “La eficacia de la intervención temprana para niños con TEA está bien demostrada y su detección al nacer podría mejorar la intervención y el apoyo”, destacó el profesor Matsuzaki.
Por ahora, este descubrimiento representa un avance importante para entender mejor el autismo, facilitar diagnósticos precoces y desarrollar apoyos personalizados desde los primeros días de vida.
¿Qué es el TEA?
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición neurológica que afecta la interacción, comunicación y el aprendizaje de una persona. Los síntomas pueden variar según el espectro. Se estima que 1 de cada 160 niños en el mundo tiene TEA.
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