La temperatura promedio del planeta experimentó un incremento de 1,1 ºC desde la Revolución Industrial debido a las actividades humanas, según el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). Ante este escenario, evitar que las temperaturas escalen aún más exige la implementación de diversas acciones, entre las cuales los mercados de carbono y las iniciativas de compensación de gases de efecto invernadero ganaron protagonismo.

Estos mercados son acuerdos donde países, empresas e incluso individuos intercambian permisos para emitir dióxido de carbono (CO2), conocidos comúnmente como créditos de carbono. Su principio operativo es que aquellas entidades que logran reducir sus emisiones de carbono por debajo de los límites acordados pueden vender sus «permisos» sobrantes a quienes contaminan por encima de esos umbrales. Esto convierte al CO2 en un activo transable. 

El gerente de desarrollo de negocios en Carbón Neutral +, Francisco Calise, explicó: “El dióxido de carbono, el principal gas de efecto invernadero, se transforma en un instrumento transable, lo que luego da lugar a un mercado de carbono”. Él añadió: “Se comercializa un intangible; es decir, cada tonelada de dióxido de carbono que fue evitada de ser emitida o capturada”. 

Tipos de mercados de carbono

Existen dos tipos principales de mercados de carbono que operan bajo diferentes reglas y escalas. Por un lado, se encuentran los Sistemas de Comercio de Emisiones (ETS, por sus siglas en inglés), los cuales establecen un límite de emisiones para una región específica. Este límite se traduce en créditos que representan derechos de emisión, los cuales son asignados a los actores involucrados, generalmente empresas, quienes posteriormente los comercializan. 

Por otro lado, están los mecanismos de compensación u “offsets”, donde lo que se intercambian son reducciones de emisiones logradas mediante proyectos de mitigación. Esto permite que un gobierno o empresa neutralice sus propias emisiones al adquirir créditos de carbono y financiar proyectos que capturan o reducen emisiones atmosféricas, como la reforestación o parques de energía renovable.

Los mercados pueden ser regulados por un gobierno o un organismo multilateral, como las Naciones Unidas, donde se establecen límites máximos de emisión y reglas comunes para todos los participantes. Alternativamente, pueden ser voluntarios con participación del sector privado y certificaciones que validan las transacciones de bonos de carbono. Aunque no existe un único mercado de carbono global, sí hay 68 programas de fijación de precios de carbono a nivel regional, nacional y subnacional. 

Cómo pueden los países en desarrollo potenciar su crecimiento sostenible

Los países en desarrollo enfrentan desafíos significativos para acceder y beneficiarse de los mercados de carbono, pero con estrategias adecuadas pueden transformar estos mecanismos en motores de desarrollo sostenible. Fortalecer la regulación, la transparencia y la infraestructura es clave para maximizar el impacto positivo de los créditos de carbono en las economías más vulnerables.

Si bien los mercados de carbono no resolverán por sí solos las necesidades financieras de los países en desarrollo, pueden convertirse en una fuente adicional de ingresos y en un incentivo para la transición hacia economías bajas en carbono.

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