Por estos días se hicieron virales noticias que planteaban que el matrimonio lavanda es una nueva tendencia de la generación Z (Centennials, nacidos entre 1997-2012), aunque lo de nueva es algo a discutir. Un matrimonio lavanda podía definirse originariamente como un matrimonio o una unión formal entre un varón gay y una mujer lesbiana, a menudo sin la expectativa de una relación romántica o sexual tradicional, motivada por beneficios sociales o personales mutuos. Se refería a un matrimonio de conveniencia donde las partes involucradas son personas con orientaciones sexuales no heterosexuales que se casan para mantener las apariencias sociales, proteger sus reputaciones o por otros beneficios prácticos, como el estatus social o la protección contra el ostracismo.
Este tipo de arreglos permitía a las personas LGBTQI+ de épocas pasadas tener cierta protección frente al escrutinio público y poder mantener relaciones con personas de su mismo género de manera más discreta.
Hoy, en pleno siglo XXI y a pesar de algunos avances legislativos y culturales en torno a las diversidades, este fenómeno no es solo una nota de color del pasado. Lejos de haberse extinguido, el matrimonio lavanda persiste y también se reinventa.
Origen del término: un acto de maquillaje heterosexual
El término lavender marriage surgió durante la primera mitad del siglo XX. Era una expresión eufemística para describir matrimonios entre una persona homosexual y otra de otro género, que tenían como única finalidad la ocultación de la orientación sexual no normativa, para evitar escándalos, censura o pérdidas laborales. Estos matrimonios eran comunes en Hollywood durante las décadas de 1920 y 1930, cuando las cláusulas de moralidad en los contratos de los actores exigían mantener una imagen pública heterosexual .En plena era del código Hays y el macartismo, ser gay, lesbiana o bisexual podía significar el fin de la carrera.
El “lavado” alude tanto a la limpieza simbólica de una supuesta “mancha” como al uso del color lavanda, históricamente asociado con la disidencia sexual, pero usado aquí como camuflaje: un barniz de normalidad sobre una realidad divergente.
Matrimonios lavanda en clave contemporánea
Actualmente el término vuelve a circular, pero ya no se refiere a la definición clásica. Hoy se le llama a una forma de convivencia entre dos personas que deciden compartir sus vidas desde el compromiso y el apoyo mutuo, sin involucrarse en vínculos románticos o sexuales. También contempla que una persona queer se case con otra persona queer o una persona heterosexual de otro género, estrictamente por los beneficios legales y la conveniencia.
A diferencia de los modelos basados en el enamoramiento o la atracción sexual, los matrimonios lavanda se centran en vínculos platónicos. Son acuerdos voluntarios entre personas que buscan establecer una vida en común mediante la cooperación emocional, doméstica y financiera, sin pasar por el ideal de pareja romántica. Ha sido adoptado por algunos miembros de la Generación Z como una solución práctica frente a las dificultades del mercado de citas, la inestabilidad económica y la búsqueda de compañía. En plataformas como TikTok, se han viralizado videos que promueven estas uniones platónicas como una forma de compartir gastos y responsabilidades sin la presión de una relación romántica o sexual. Las relaciones queerplatónicas, que priorizan fuertes vínculos emocionales sin expectativas románticas, suelen coincidir con el concepto de un matrimonio lavanda moderno.
Motivaciones actuales
Las razones detrás de este resurgimiento son variadas:
- Económicas: El alto costo de vida y la precarización laboral llevan a las personas a buscar soluciones compartidas para la vivienda y otros gastos.
- Sociales: La dificultad para establecer relaciones románticas satisfactorias y el deseo de evitar la soledad impulsan a algunas personas a considerar estas uniones como una alternativa viable.
- Identitarias: Personas que se asexuales o arrománticas se encuentran en el matrimonio lavanda una forma de establecer vínculos significativos sin comprometer su identidad y/o orientación.
¿Es posible resignificar el matrimonio lavanda?
En ciertos círculos activistas, ha surgido la idea de resignificar el concepto de matrimonio lavanda como una forma de alianza política entre personas que desafían la normatividad. Se habla, por ejemplo, de vínculos queer que desestabilizan las categorías tradicionales de amor, parentesco y deseo.
Si bien esta resignificación puede tener un valor performativo o disruptivo en contextos determinados, no debe invisibilizar la dimensión de sufrimiento y violencia que han implicado (e implican) muchos otros matrimonios lavanda.
Para cerrar: nombrar para liberar
Nombrar el fenómeno del matrimonio lavanda no es revictimizar a quienes lo han atravesado, sino reconocer que las estructuras sociales muchas veces nos obligan a vivir vidas que no elegimos. Nombrar es politizar. Mientras sigan existiendo contextos donde ser uno mismo sea un riesgo, el matrimonio lavanda seguirá siendo una estrategia de encubrimiento. Pero también el resurgimiento del matrimonio lavanda refleja tanto una adaptación a las condiciones sociales actuales como una forma de resistencia a las normas tradicionales de las relaciones.
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