En un mundo donde el comercio internacional de alimentos es la norma, un estudio de las universidades de Göttingen (Alemania) y Edimburgo (Reino Unido) descubrió que únicamente Guyana es completamente autosuficiente en los siete grupos alimentarios esenciales. La pequeña nación sudamericana podría alimentar a toda su población sin depender de importaciones.
La investigación evaluó 186 países y tuvo en cuenta la producción nacional de: frutas, verduras, lácteos, pescado, carne, proteínas vegetales y alimentos básicos ricos en almidón.
China y Vietnam se ubicaron en segundo lugar, mientras que seis países como Emiratos Árabes Unidos, Yemen y Afganistán, no alcanzan la autosuficiencia en ningún grupo alimentario.
La fragilidad de la seguridad alimentaria global
El estudio pone en evidencia la vulnerabilidad del sistema alimentario mundial. El 86% de las naciones no produce suficientes alimentos básicos para sostener a su población sin recurrir al comercio exterior. Además, muchos países dependen de un solo socio comercial para más del 50% de sus importaciones alimentarias, lo que los deja expuestos ante conflictos geopolíticos, desastres naturales o crisis logísticas.
«La baja autosuficiencia no es intrínsecamente mala», explicó el Dr. Jonas Stehl, investigador principal, a BBC Science Focus. Sin embargo, advirtió que «los bajos niveles de autosuficiencia pueden reducir la capacidad de un país para responder a crisis repentinas del suministro mundial de alimentos, como sequías, guerras o prohibiciones de exportación».
América Latina: fortalezas y desafíos
Sudamérica destaca como una de las regiones con mayor autosuficiencia alimentaria, especialmente en frutas y algunos cereales. Sin embargo, la producción de verduras y proteínas es insuficiente en la mayoría de los países. Brasil, por ejemplo, enfrenta dificultades para cubrir la demanda interna de pescado, a pesar de su vasta costa y recursos acuáticos.
Los expertos insisten en que la cooperación internacional y la diversificación de proveedores son imprescindibles para evitar hambrunas y garantizar dietas saludables y sostenibles. «Crear cadenas de suministro de alimentos resistentes es imprescindible para garantizar la salud pública», concluyó Stehl.
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