En el Antiguo Egipto, la detección del embarazo estaba integrada en una tradición médica avanzada. El Papiro Carlsberg, un tratado médico de 1350 aC, detalla que las mujeres debÃan orinar en bolsas con semillas de trigo y cebada durante varios dÃas. Si las semillas germinaban, la mujer estaba embarazada; si no, no lo estaba. Además, se interpretaba que si crecÃa la cebada, el bebé serÃa varón, y si lo hacÃa el trigo, niña.
Este procedimiento, aunque basado en la observación y sin conocimientos cientÃficos de hormonas, se acerca a la realidad biológica: la orina de mujeres embarazadas contiene niveles elevados de estrógenos, que pueden influir en el crecimiento de las plantas. Estudios realizados en 1963 confirmaron que esta prueba tenÃa una efectividad aproximada del 70% para detectar el embarazo, aunque no se pudo comprobar que fuera confiable para predecir el sexo del bebé.
Este método primitivo se mantuvo en uso hasta mediados del siglo XX. Esta prueba forma parte de una rica tradición médica egipcia que incluÃa conocimientos sobre ginecologÃa y salud reproductiva.
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