California dio un paso significativo hacia la sostenibilidad con la reciente promulgación de una ley que busca reducir el impacto ambiental de la ropa y los textiles desechados. El gobernador Gavin Newsom firmó esta normativa, conocida como SB 707, que obliga a las empresas de indumentaria a asumir la responsabilidad por el destino final de sus productos, marcando un cambio radical en la industria de la moda en Estados Unidos.
La acumulación de ropa usada en vertederos se ha convertido en un problema ambiental alarmante en California. SegĆŗn datos del Departamento de Reciclaje y Recuperación de Recursos (CalRecycle), en 2021 se desecharon aproximadamente 1.2 millones de toneladas de textiles, de las cuales solo un 15% fue reciclado. El senador estatal Josh Newman, quien impulsó esta ley, subrayó que el 95% de estos productos podrĆa ser reutilizado o reciclado, pero sin un sistema adecuado, terminan en vertederos que se extienden mĆ”s allĆ” de las fronteras del paĆs.
El desperdicio textil es un problema global. Muchas prendas desechadas en California terminan en paĆses en desarrollo como Ghana y Chile, donde se acumulan en montaƱas que alcanzan hasta 15 metros de altura, exacerbando los problemas de gestión de residuos. La defensora legislativa del Grupo de Investigación de InterĆ©s PĆŗblico de California, Fiona Hines, enfatizó que esta ley no solo busca reducir el desperdicio, sino tambiĆ©n aumentar la conciencia sobre el impacto ambiental del consumo excesivo promovido por la moda rĆ”pida.
Aunque este tipo de legislación no es completamente nueva āFrancia ya cuenta con un programa similarā California se convierte en el primer estado estadounidense en implementar una medida tan ambiciosa.
La Nueva Ley
La ley exige que todas las marcas de ropa con una facturación global superior a un millón de dólares implementen programas para recolectar, reparar, reutilizar y reciclar los textiles vendidos en California. A partir de 2026, estas empresas deberÔn establecer cientos de sitios de recolección en todo el estado y garantizar que para 2030 exista un sistema instaurado para gestionar los residuos textiles.
A pesar de las preocupaciones iniciales expresadas por grupos industriales como la Asociación Estadounidense de Confección y Calzado, quienes consideraron que crear un sistema efectivo serĆa un desafĆo monumental, se han realizado negociaciones para ajustar la legislación y facilitar su implementación.
La ley también establece que las empresas deben crear una organización sin fines de lucro para supervisar la recolección y reciclaje de textiles desechados. Se espera que las prendas en buen estado sean revendidas, mientras que las dañadas serÔn recicladas para ser utilizadas en otros productos.
Fuente: La Nación
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